En las teorías de circuitos siempre se han considerado tres elementos: la resistencia, la capacidad y la inductancia. Pero, en realidad, desde hace unos treinta años se sabe que debe existir un elemento más. Su existencia había sido predicha por una serie de ecuaciones matemáticas desarrolladas en 1971, por un estudiante de ingeniería llamado Leon Chua, que estudiaba el comportamiento de los circuitos no lineales. Chua incluso calculó sus propiedades y modo de funcionamiento con todo detalle, pero nunca fue capaz de obtener un elemento físico que coincidiera con sus expresiones matemáticas.
Si tuviésemos que explicar qué es un memristor, podríamos hacer una analogía con los resistores variables, con la diferencia de que tienen la capacidad de recordar su valor de resistencia previo. Esta capacidad de “recordar” estados previos los hace candidatos a reemplazar a las memorias basadas en transistores, que emplean todos los dispositivos electrónicos actuales. Dispondríamos de ordenadores que, aun apagados, podrían volver a estar operativos al instante, ya que su estado anterior quedaría memorizado en sus circuitos sin necesidad de consumir energía.
Cuando estos componentes sean comprendidos en su totalidad, y miniaturizados en un grado que permita su utilización masiva en microchips el mundo de la electrónica dará un salto cualitativo de gran importancia.